Se niega a cantar corridos y destrozan el escenario

El sábado 12 de abril se hace viral la noticia por medio de videos de la reacción del público ante la negativa de Luis R. Conriquez de cantar narco corridos.

Luis R. Conriquez, uno de los exponentes de los corridos bélicos, se presentó en la Feria internacional del Caballo en Texcoco, Estado de México, el pasado 11 de abril en un palenque, teniendo mucha asistencia y la audiencia esperaba el repertorio “bélico“.

Haciendo uso del micrófono, Luis R. Conriquez explicó que la orden de las autoridades era que no cantara nada que hiciera apología del delito; conforme avanzaba el concierto, la gente de caldeaba, hasta le llegaron a gritarle “puto“.

El acabose fue cuando la gente procedió a romper el escenario, incluso atacaron algunos músicos echándoles cerveza y arrojando otros objetos; hubieron algunos detenidos.

Al día siguiente del incidente, el cantante de la compañía Kartel Music, publicó un comunicado lamentando los hechos:

En redes sociales surgieron varios memes burlándose del público que destrozó el escenario porque querían escuchar corridos bélicos, algunos siendo clasistas sintiéndose superiores por no escuchar música del regional mexicano.

Entre quienes hicieron mofa de lo ocurrido en la feria del caballo estaban muchos “rockeritos“, mismos que no dijeron nada cuando el público “metalero” destrozó el escenario en el Knot Fest porque Evanescence no tocó; la falta de educación se da en todo tipo de gente, ya sea que escuchen rock o corridos.

Aquí el problema es que los esfuerzos de las autoridades de izquierda de la 4T por querer censurar los narco corridos son similares a los implementados por la derecha encabezada por Vicente Fox en el poder.

El prohibir cantar lo que se te de la gana, atenta contra la libertad de expresión pero sobre todo: el prohibir los corridos es querer tapar el sol con un dedo, parece que quieren ocultar el problema de la narco violencia en vez de combatirla directamente, tal vez porque las autoridades son cómplices.

Y por otro lado, los asistentes no tienen que reclamarle al artista, sino al gobierno que le prohiben tocar en vivo lo que escuchan en privado.