La diferencia de pintarme las uñas ahora de cuando estaba en la secundaria
El pasado 22 de diciembre lleve pintadas mis uñas de rojo al gimnasio, un día antes grabé un video de Silvia Maldad y me dio flojera despintarmelas, así que entrené con ese esmalte puesto.
Uno de los entrenadores, un joven de 19 años, me dijo que me ayudaba, era día de pecho y espalda, en la última serie estuve aumentado el peso, por eso la ayuda en caso de ya no poder más. Al terminar le dije: “años que no me pintaba las uñas”, lo cierto es que eran años que no salía en público con las uñas pintadas (pues me las pinto cuando hago a Silvia) y me dijo en tono serio “se te ven bien”; Estamos hablando de un joven heterosexual de 2022.
Posteriormente una entrenadora me dio un consejo de como hacer que me duraran las uñas más tiempo con el esmalte; a los días me las pinté de negro para recordar mi adolescencia gótica, misma que me dio un flash-back. Ahora es socialmente aceptable que un hombre se pinte las uñas, cosa que hace más de una década no lo viví así.
La primera vez que me pinté las uñas fue a los 14 años, fui a un salón y toda la cosa, pedí el esmalte negro, por ello me pusieron reporte en la secundaria por traer “maquillaje”, estuve en el Colegio Frontera, una escuela manejada por monjas.
Principalmente en vacaciones me pintaba las uñas, por ello mi madre y mi padre pensaban que era homosexual, tomó años que era una tendencia de gótica o darketa y que no tenía nada que ver con la orientación sexual.
Conforme avanzó el tiempo, se puso en tendencia las uñas de negro y como quería ser diferente probé distintos colores, llegué a pintarme las uñas de color plata, verde y rosa, el menos que me gustó fue este último, no me agraba como se me veía ese color con mi tono de piel. Curiosamente, el último color que estuve utilizando y que llegué a usarlo tocando con mi banda fue el color rojo.
Varios compañeros de la escuela me decían “joto” por eso, ya en la universidad un que otro fresa me preguntaba el porque pintarme las uñas de rojo, a lo que respondí: “Es que cuando me la jalo me veo la mano y pienso que es de una mujer”, una broma que los así reír y nunca más me cuestionaban.
Posteriormente me cansé o enfadé de ese look darketo, ya sabes, de usar botas con suela gruesa, maquillaje en las uñas, usar camisas de telas exóticas o brillantes (pero negras), así como pantalones ajustados. Camnié a usar shorts cargo de pantalones que yo mismo cortaba, camisetas de grupo sin mangas y de calzado pasé de botas carposas a tenis negros converse o adidas.
Para que me entiendas, pasé de un look darketo noventero fan de Nine Incha Nails de los tiempos de The Downward Spiral a un look de Pantera mezclado con nu metal, pues usaba debes en cuando pantalones Dickies flojos o camisas de esa marca, ya sabes de mecánico, como Deftones.
Ese cambio lo hice por comodidad, no por lo que dijera la sociedad, o tal vez porque me dejaron de decir cosas o verme raro y como me encantaba dar la contra dejé de vestirme así, darketo.
Ese día en el gimnasio, recordé cuando en la prepa fui con las uñas pintadas de negro a la casa de un amigo cuando estaban sus papás, el papá le dijo a la mamá: “¿Ya viste a este niño travesti? Trae las uñas pintadas de negro”, mi amigo me defendió diciendo “¿Qué tiene? Está chilo”.
Le conté a mi madre la reacción de los dos entrenadores y dijo “vaya cosa, ya mejoramos, nueva mentalidad” y le conté la anécdota de mi adolescencia de lo que me dijo el papá de mi amigo y ella respondió “¿Eso te dijo el viejo pendejo? ¿Por qué no me dijiste para chingarmelo?” a lo que le respondí: “Ay amá, por favor, le hubieras dicho: ¿Verdad que sí? Pero este chamaco no entiende”.
Ambos reímos, puesto que mi madre parece que hasta cuestionó mi heterosexualidad por pintarme las uñas, nuevas masculinidades le dicen, pero lo cierto es que lo masculino siempre ha sido masculino, otra cosa es que se haya normalizado algunas tendencias de contra-cultura en la actual sociedad.
Tal vez ahora para rebelarnos tendremos que vestirnos tan formales como James Bond, oye, hasta idiota de Sergio Mayer presumió hace unos días haberse pintado las uñas.