El tipo que se enaltecía humillándome
No se trata del primero que conozco que tiene la autoestima tan baja que quiere crecerse humillando a la gente, pero este sujeto actuó de forma gradual.
Si eres mi seguidor, sabes que he estado bajando de peso y tengo algún tiempo yendo al gimnasio, empecé por salud y sigo para seguir sientiéndome bien. Entre la nutrióloga y el gym, me he estado desahaciendo de los kilos de más.
He estado en varios gimnasios a lo largo de mi vida, nunca fui constante, y en el actual que voy es en el cual más he durado cumpliendo casi 3 años, por ello he conocido muchos instructores en ese mismo y este es el primero que sí se pasó de lanza.
Entre esos instructores hubo uno que se hizo compa, tanto que ya nos llevamos algo pesado, no sé si eso lo inspiró a este tipo ha ser llevado conmigo pero se la última fue la que me enojó.
Este tipo que llamaré Mark Anthony, pues era un disque instructor del gimnasio, empezamos con saludos cordiales y eso, yo iba y hacía la rutina y listo. Si mal no recuerdo, compartía turno con un vato que llamaré el Fantom, Fatmon es joven y nos llevamos bien, cierto día me quejé de la música pero como comentario de compa, no como cliente cagazón y me preguntó: “¿Qué quieres que ponga?” y se fue directo a la computadora para que buscar una canción o artista, le dije que la gente se iba asustar y dijo que no importaba, que eramos pocos y pues estaban los usuarios de base.
Bueno, le pedí que pusiera Cannibal Corpse, una chica que entrena a otras chicas notó como a la tercera canción lo que estaba puesto y pidió que lo quitaran, de forma amena, sin ser grosera ni nada, creo que nos caemos bien, por lo menos ella me cae bien y hasta me dio un poco de carreta.
Pues eso sirvió de pretexto para que el malencarado de Mark Anthony con su cara de perro bulldog me dijera “pinchi ruido tu música” o algo así, yo lo tomé como “meh”, ya que trae cura de chavorruco noventero y sería como cualquier comentario que haría un tío que lo más pesado que llega es a Nothing Else Matters de Metallica.
Recuerdo que el huevón me reclamaba, no sé si lo hacía por darsela de chistosito o que onda, pero me dijo “si no vienes antes de las 8 pm, mejor ni vengas”, porque el lugar cierra a las 10:30, pero de hecho, como a las 10:10 ya se pone a correr a la gente, excepto si hay morras, ah, eso sí.
Al principio me molestó pero luego volvía hacer esos comentarios de que no vinieramos los clientes en viernes o que iban a cerrar a las 8 o cosas así ¿Qué onda con el tipo? Ya comenzaba a cansarme su payasada, querría darsela de chistosito pero era molesto pensar que estaba ahí ahuevo cuando era su trabajo.
Otra de sus payasadas, fue cuando una de esas tomé gel anti-bacterial (creo que soy de los pocos que lo hacen) que se encuentra en el mostrador para los clientes precisamente y me dijo: “ya vamos a cobrar” y pensé: que comentario tan mamón, como si el gimnasio fuera suyo, sus chistecitos ya me estaban pisando el pito.
Cierto día que estaba haciendo ejercicio vio mis calcetines, eran unos de Candy Candy y me dijo: “¡No seas mamón!”, pero más que carrilla lo hizo de forma despectiva, a lo que le respondí “hey, es Terry Grandchester, ese vato rifa”, puso cara de rechazo diciendo “no” con la cabeza mientras se alejaba.
Posteriormente, otro día, noté que comenzaba a entrenar a una chica en partícular, siempre entrenaba a la misma chica, creo que le gustaba, obvio, nunca la vi entrenando a otra. Yo estaba haciendo extensiones y estaba haciéndolo un tanto más rápido de lo que debía.
Llega Mark Anthony al aparato de lado con la chica en cuestión y le dice: “Hazlo pausado”, voltea a verme y dice en voz alta, rozando al grito: “COMO ÉL NO”.
Lo primero que pensé fue “¿Qué te pasa, pendejo? Eres instructor, en vez de usarme de ejemplo dime como hacerlo, pinche huevón”, ese gesto majadero de su parte sí me hizo enfadar.
Mark Anthony solía llevar a su hija, una niña que tiene 13 más o menos, no sé si lo hacía porque no tenía donde dejarla o tal vez quería pasar tiempo con ella, pues se ponía hacer la tarea la niña en la recepción; mi punto es que uno tiene el tacto de no decir groserías en frente de tu hija y uno sale humillado con la jaina que te quieres lucir, que poco considerado.
Cierto día fui y platique con él asolas, cotorreo X, le dije que había olvidado mi cilindro y lee la calca como buen metiche, le mencioné que debe ser actualizada la cifra, pues es tiene el número de kilos que he bajado pero ya llevo varios más, le dije la cantidad y solamente puso cara de sorprendido, no me dijo nada; no es malo el tipo pero si se crece con la morra que entrena.
La cosa que me sacó el tapón, fue el lunes de la semana pasada, la morra que entrenaba el Mark Anthony se puso hacer cardio conmigo, bueno, a un lado de mi y no toleraba su perfume, era una patada en las narices. Volteaba mi cara para evitar olerlo pero afortunamente solamente hizo unos 10 minutos, cabe mencionar que yo cierro la rutina con cardio y hago 40 minutos.
Había terminado mi rutina, me cambié de camiseta pues la que traía puesta se empapa de sudor; ya me dirigía a la puerta de atrás que conecta al estacionamiento y en eso me topo a dos conocidos en el aparato para hacer pantorrilla, comenzamos a platicar, fueron solamente unos segundos y yo había abierto la puerta estando en el marco.
Pues el Mark Anthony desde el otro lado del gym, entrenando a la misma jaina, me grita: “¡Hey, burro!”, volteó a verlo y dice enojado pero bajando el tono “la refri”, lo miro tratando de procesar lo que me acaba de decir, lo ignoré porque me hizo enojar pero tengo auto control. Me despedí de los vatos quienes también sintieron la mala vibra, me salí y cerré la puerta.
En mi carro encendí un cigarro y medité lo que acaba de pasar, me preguntaba si debía regresarme para hablar con él y encararlo, decirle que se había pasado de verga, o bien, que no fuera tan grosero, o tal vez algo poético: “miserable el hombre que eleva su autoestima humillando a su semejante… para sentirte vergas en frente de la morra que le gusta”, no sé, pero decidí retirarme y consultarlo con la almohada.
Pensé en hablar con él tranquilamente al día siguiente y no fue; tampoco al siguiente y ese día vi a la jaina que entrena y andaba sola, pero se me quedaba viendo. En los vestidodres me topo a un compa y le dije que me había hecho enojar el Mark Anthony, a lo que dijo “¿Por qué te gritó? Sí se pasó”, total.
Hasta ahora no se ha parado en el gimnasio, no sé si alguien le dijo algo al dueño y lo corrieron por lo que me dijo, pues estaban varios testigos, o bien, la empezó aplicar con otras personas, no sé, pero definitivamente me quedé con la espinita de decirle algo.
Mi plan ya era confrontarlo cuando me volviera a decir algo, pero en fin, esa es mi historia de un triste majadero.
Buen chisme, si regresa, compartenos la conclusion.
mándalo a chingar su madre maldad